Morder las uñas
Generalmente, morderse las uñas es un hábito que denota nervios. Pero además de dejar la apariencia de las uñas muy mal parada, las hace propensas a propagar infecciones a la piel o a la boca. Las bacterias suelen esconderese debajo de las uñas, y al llevarlas a la boca, también se está llevando todas las bacterias.
Para evitar este mal hábito, procura mantener siempre tus uñas pintadas con tu color favorito, y mucho mejor si eliges algún diseño, pues aunque te vengan ganas de morderte las uñas, el hecho de estropear la manicura te alejará de hacerlo.
Eliminar las cutículas
Eliminar la cutícula en sí no es dañino, aunque debemos tener cuidado de hacerlo con la mayor limpieza posible, pues nuevamente las bacterias y hongos se pueden apoderar de esta zona delicada y dañar las uñas. Procura cortar la cutícula y los pellejos de alrededor con un cortacutícula esterilizado, y luego aplicarte una crema antifúngica.
Usar limas fuertes
Si bien utilizar una lima de uñas que tenga una lija fuerte nos facilita el trabajo a la hora de darle forma, también es cierto que puede causar capas que la debilitan; lo ideal es utilizar una lima que sea de lija media y limar las uñas en una sola dirección.
Remoción agresiva
Cuando la pintura de uñas se comienza a “pelar” muchas recurrimos a la opción de terminar el trabajo y comenzamos a jalar la pintura para sacarla. Sin embargo, esto daña la uña pues podemos sacar capas y debilitarla. En este caso, cuando la pintura se comience a caer, es preferible tomarse un tiempo y sacarla con un removedor de esmalte.
Manicuras de gel
Actualmente existen pinturas de uñas en gel que requeiren de una máquina especial para asentarse. Si bien este tipo de pintura es genial, como requiere de una lámpara de rayos UV, si lo haces de manera contínua secarás tanto la piel de tus manos como tus uñas, y la sobreexposición te deja en riesgo de sufrir de problemas de piel.
Fuente: imujer.com
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